La firma japonesa Kengo Kuma & Associates y el arquitecto español Javier Villar, han diseñado una nueva sede para la empresa tecnológica Bosonit en Logroño, la capital de La Rioja, España. Un proyecto que los arquitectos definen con el siguiente lema: “en Logroño para Logroño”, clara premisa que ha sido su leitmotiv.
Comenzaremos hablando sobre la notable ubicación del solar en el que se construirá el edificio, situado en pleno casco histórico de la ciudad. El Ayuntamiento de Logroño lo licitó en primavera de 2020 y fue adquirido por la empresa tecnológica riojana Bosonit Tech & Data. La idea es que este proyecto permita instaurar inversiones directas en la región, con el firme compromiso de generar alrededor de 200 empleos directos de alta calidad y valor agregado.
El objetivo del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Logroño es que Bosonit sea la primera de muchas otras empresas que puedan instalarse allí, en el distrito de La Villanueva, que quiere transformarse en un polo tecnológico.
El edificio estará dedicado al desarrollo de nuevas tecnologías, incorporando actividades de promoción de la innovación. Albergará así la sede central de Bosonit y la central de desarrollo de nuevas tecnologías - Software Factory -. Además funcionará como residencia, siendo el alojamiento y espacio de convivencia para los talentos que pasen a través de los programas de formación que ofrece la empresa. Estos se ofrecen a aquellos emprendedores que forman parte de los programas de aceleración y para las nuevas incorporaciones. Finalmente, el edificio albergará un Innovation Lab que será la unidad de I+D - Investigación y Desarrollo - empresarial de Bosonit.
Este edificio combina la parte corporativa con un vasto espacio público abierto a la ciudadanía, proporcionando alrededor de 2200 metros cuadrados para la ciudad, incluyendo espacios verdes y actividades para sus habitantes.
El arquitecto logroñés Javier Villar Ruiz, socio de la firma y coautor del proyecto, en varias entrevistas ha proporcionado información muy interesante al respecto.
El objetivo de la obra, según los arquitectos, es recuperar la tradición de los edificios y reinterpretarla con un punto de vista contemporáneo. Al referirse a un proyecto “en Logroño” los profesionales hacen hincapié en que se trata de una arquitectura que ha sido concebida entendiendo muy de cerca el lugar donde se ubica. Es decir, es un edificio con dichas características porque está exactamente ahí y no podría ser similar en ningún otro sitio.
El proyecto reconoce la gran oportunidad de generar una arquitectura de calidad para sus usuarios y, al mismo tiempo, la oportunidad de generar una arquitectura que sea capaz de promover cambios cualitativos en el lugar en el que se ubica. Más allá de su calidad propia, se compromete a mejorar la de esta zona de Logroño.
El solar se ubica en el casco antiguo, como se mencionó anteriormente, pero asomándose al límite entre este y la ciudad nueva, asomándose al río Ebro, al puente de piedra y a la rotonda principal aledaña al mismo. Tranquilamente el programa se podría haber resuelto con una serie de cajas apiladas, pero este no es el camino que escogieron sus creadores. Por el contrario, pensaron minuciosamente cada detalle, de manera que en el lado conectado con el casco histórico el edificio reduce su altura a tres pisos, para adecuarse a la escala de la trama urbana presente, ajustándose a la altura de la medianera de la Iglesia de Santa María de Palacios. Luego va recuperando la altura progresivamente y llega a su punto más alto cuando el proyecto se asoma hacia la rotonda del puente de piedra, fuera del casco histórico, convirtiéndose este en un punto estratégico. Los arquitectos consideraron una responsabilidad la de convertir el proyecto en un hito que de la bienvenida a todo aquel que llega a Logroño desde el norte.
Es un proyecto “para la ciudad”, porque integra espacios y actividades que tienen el potencial de invitar a la población de Logroño a participar y disfrutar de las mismos. El edificio cuenta con un patio interior concebido como espacio verde, como espacio público accesible para todos. El mismo dispondrá de una cafetería, bancos y recorridos que permitirán atravesar el proyecto al pasar desde la rotonda hacia la Calle Mayor.
No obstante, esa zona de patio no es la única que se ha planteado como espacio público: las cubiertas del edificio serán verdes y accesibles para que todos puedan disfrutar de buenas vistas panorámicas gracias a la altura. Y hay más: esta posición estratégica del proyecto junto al puente de piedra nos brinda la posibilidad de pensar en la idea de establecer una sinergia con el Camino de Santiago que, precisamente, llega a Logroño en ese punto.
La idea de un edificio que invite a la gente, sean peregrinos o no, a subir por una escalinata abierta, un espacio público ascendente, que los lleve a las azoteas y desde ahí puedan disfrutar de un buen café, de los jardines y, en el punto más alto, de aquella visión sobre el río y de toda la ciudad desde arriba, no es algo menor. Es, en cambio, un valor añadido, una experiencia interesante y enriquecedora para todos y en especial para los peregrinos, que podrán reconocer la ciudad a la que llegan y el camino que han recorrido.
La dimensión participativa y pública no se limita al espacio abierto y exterior, también está presente en la mayoría de los espacios del proyecto en planta baja. Si bien estos están dedicados principalmente a actividades ligadas a la operación de Bosonit, son espacios versátiles y multifuncionales, de manera que pueden ser adaptados durante aquellos momentos en los que no estén en uso para la empresa y así ser cedidos como espacios participativos y de uso para toda la ciudad.
La volumetría del proyecto es muy característica y cabe describirla. Por un lado está conectado y en diálogo con las medianeras que toca. Por otro, deja dos fachadas principales que dan presencia al edificio ante la ciudad. Y estas dos fachadas responden a una peculiar narrativa que contaremos a continuación.
La fachada que da a la calle dialoga con la arquitectura tradicional del lugar, está alineada con la misma, es más opaca, se seleccionó la piedra como material, pero con un diseño contemporáneo, es discreta y tranquila.
La fachada que da hacia el patio interno, en oposición, se convierte en un elemento transparente, utiliza materiales de alta tecnología, elementos metálicos por ejemplo.
Esta dualidad se asocia con la narrativa que parte de los dos puentes que hay al lado del solar: el de piedra y el de hierro. Es un dato interesante conocer que ambos se construyeron en el mismo momento historico, con pocos años de diferencia. Sin embargo uno denota una actitud de continuismo histórico con los puentes que existían anteriormente y el otro fue realizado con una actitud de sacarle provecho a las tecnologías punteras de aquel momento, ligero, construido con elementos de hierro. Es inspirador e interesante que esta narrativa haya sido repetida para definir la dualidad entre las dos fachadas.
El alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, ha agradecido a todo el equipo de Bosonit por hacer posible este proyecto, porque la arquitectura de calidad sin duda ayuda a mejorar las ciudades.Desde el Ayuntamiento de Logroño se están haciendo esfuerzos para incentivar la actividad económica en el Centro Histórico. Este proyecto invitará a inversores nacionales e internacionales a poner el foco en Logroño, como un espacio de oportunidades no solamente turístico sino también empresarial y residencial.
Comitente: Bosonit Tech & Data
Arquitectos: Kengo Kuma & Associates + Javier Villar Ruiz
Área: 5500 m²